El inestable mundo de Elvira Clancy se desmorona cuando el tacaño editor del periódico en el que trabaja le informa que dejará de estar a nómina, y que en su lugar cobrará 200 euros por cada obituario que redacte. En un arrebato de ira, Elvira asesina "accidentalmente" a un desagradable individuo y descubre que no sólo le produce bienestar, sino que le permite ingresar dinero en su cuenta bancaria