Myne, trasladada a la casa del jefe del gremio, se despierta en una cama suntuosa. En su brazo, un brazalete roto la intriga: parece haber absorbido la fiebre que la devoró. Pero su alivio es de corta duración, ya que Frida le explicó lo que le costaría en el futuro obtener este tipo de objetos, llamados receptáculos. Ella ya ha hecho arreglos para su propia supervivencia que son escalofriantes.