Luisa y Marcelo han dejado a un lado las diferencias que los separa para privilegiar el amor que se tienen desde la adolescencia. Alejandro Grajales, padre de Luisa, no ve con buenos ojos la relación de su hija con Marcelo, pues el joven siempre ha sido opositor a la devastación ecológica que ha sufrido la zona costera del estado de Nayarit y de la que es responsable Alejandro por su cadena de hoteles.